La cuaresma - Semana 1

Al comenzar el tiempo de Cuaresma de este año, todos somos testigos en nuestro mundo de otro ejemplo de lo "peor" de lo que es capaz el ser humano. Al ver el estado soberano de Ucrania invadido y arrasado por un poderoso vecino, nos evoca imágenes de un pasado no muy lejano, cuando Europa fue llevada al borde de la destrucción por personas poseídas por una maldad extrema. Rezamos para que los problemas actuales se resuelvan pronto y millones de personas inocentes vuelvan a vivir en paz y armonía.

Desgraciadamente, la situación en Ucrania no es única, ni siquiera hoy. En todo el mundo podemos encontrar ejemplos de persecución, explotación y abuso sistemáticos, a nivel de naciones, pueblos e incluso religiones. La Cuaresma puede ser un tiempo para abrir más los ojos, para cultivar una verdadera empatía con los que sufren, incluso lejos de nuestra propia realidad, y para invocar al Señor por el fin de estos males.

La cita de esta semana acerca aún más la cuestión a nuestra propia vida. Nos llama a "optar por el bien y regenerarse... mirarse a sí mismos con honestidad, de sacar a la luz su propio hastío y de iniciar caminos nuevos hacia la verdadera libertad”. Esto es la Cuaresma. No se trata de un ejercicio de autocondena, sino que, al enfrentarnos a este lado de nuestra naturaleza, podemos finalmente cultivar "la apertura al bien, a la verdad y a la belleza, ni la capacidad de reacción que Dios sigue alentando desde lo profundo de los corazones humanos”. Si la Cuaresma de 2022 nos lleva a esto, entonces podremos alegrarnos de verdad en la Pascua.