"¿Es posible prestar atención a la verdad, buscar la verdad que responde a nuestra realidad más honda? ¿Qué es la ley sin la convicción alcanzada tras un largo camino de reflexión y de sabiduría, de que cada ser humano es sagrado e inviolable? Para que una sociedad tenga futuro es necesario que haya asumido un sentido respeto hacia la verdad de la dignidad humana, a la que nos sometemos.
Entonces no se evitará matar a alguien sólo para evitar el escarnio social y el peso de la ley, sino por convicción. Es una verdad irrenunciable que reconocemos con la razón y aceptamos con la conciencia. Una sociedad es noble y respetable también por su cultivo de la búsqueda de la verdad y por su apego a las verdades más fundamentales." (Fratelli Tutti Nº 207)
Nos acercamos a la Semana Santa y a la rica, pero trágica historia de la pasión de Nuestro Señor. Para mí, una de las líneas más llamativas del Evangelio de Juan (Jn 18,37) viene cuando un Pilato burlón exclama "¿Qué es la verdad?”. Con estas tres palabras, descarta las verdades más básicas de nuestra existencia, que hemos sido creados y sostenidos por un Dios amoroso, que nos llama a vivir de acuerdo con Su Palabra, con LA VERDAD. Parte de esa verdad es la admisión de que existe una dignidad sagrada para la persona humana, para toda la creación, precisamente porque Dios nos ha tenido tanto en cuenta como para compartir con nosotros esta parte de sí mismo. Estas verdades no las creamos nosotros, sino que las descubrimos mediante la atención a la Revelación. Una vez descubiertas, deben convertirse en los puntos de referencia de nuestra vida.
Como menciona el Papa Francisco en este número, "una sociedad es noble y respetable también por su cultivo de la búsqueda de la verdad y por su apego a las verdades más fundamentales". Por el contrario, se puede concluir que una sociedad que pierde de vista la verdad, o peor aún, que pierde el respeto por la verdad, o que crea "verdades alternativas", es una sociedad innoble e indecente. Es una sociedad que ha perdido el don especial dado a la humanidad por el Creador: la capacidad de ver la verdad real revelada por ese mismo creador, y de vivir como beneficiarios de ese conocimiento.
No tenemos que mirar muy lejos para ver y experimentar la pérdida de respeto por la verdad. De hecho, cada vez es más difícil discernir la verdad en la desinformación, a pesar de la expansión exponencial de los medios de comunicación. Esto demuestra que no es una cuestión de tecnología, sino de respeto y humildad. ¿Nos permitimos conformarnos con una verdad objetiva que no hemos creado? ¿Nos permitimos ser libres, pero dentro de los límites de la decencia y las exigencias mayores que nuestros propios deseos y conveniencias? Estas no son preguntas que se nos permita plantear hoy en día, en nuestra sociedad "libre". Pero, si no nos las planteamos, ¿no somos esclavos del narcisismo subjetivo egocéntrico?
Reflexionemos esta semana sobre cómo podemos resistir la atracción de la sociedad actual hacia la autorreferencialidad. De hecho, no es malo plantear la pregunta "¿Qué es la verdad?", siempre que quieras realmente averiguar (y vivir según) la respuesta.
Thank you, Michael, for stimulating conversation about this vital matter today…the crisis of truth.